No todo es psicológico

Newsletter #5

En las sesiones clínicas, los equipos de psicólogos compartimos aquellos casos que más nos preocupan o que consideramos valiosos para el aprendizaje común. Compartirlos nos ayuda mucho a ver diferentes perspectivas y a darnos soporte entre nosotros, siempre con el objetivo de ser lo más eficaces posible en nuestras intervenciones.

Por supuesto, compartimos el contexto del paciente. Porque el contexto es necesario para entender cómo esa persona trata de resolver o adaptarse a circunstancias externas. En el fondo, todos los problemas psicológicos surgen de la interacción de cada uno con el entorno, con los demás, con la vida… y con uno mismo, por supuesto.

El entorno, a veces, puede ser muy hostil. Algunos de nuestros pacientes se encuentran en situaciones difíciles de modificar y que son, en sí mismas, las verdaderas responsables de su malestar. Porque hay situaciones que se las traen: dificultades económicas importantes, enfermedades crónicas, o incluso casos de bullying laboral sin posibilidad de acceder a otro trabajo a corto plazo.

Los problemas lo son siempre, en la medida en que lo son para quien los vive. Pero hay problemas cuya contundencia y dificultad para ser manejados ponen límites incluso a la propia intervención psicológica. Sucede con frecuencia con las cuestiones económicas, pero no solo. A veces, la soledad —que sabemos que es un estresor psicológico profundo— no es fácil de modificar. Otras veces, como sucede ahora, hay personas que no pueden manejarse con las nuevas tecnologías y, de repente, se han convertido en analfabetos, casi como por arte de magia. Y eso también es fuente de sufrimiento real.

Y en esos casos, ¡cómo nos gustaría jugar a dioses y cambiar la realidad!. Querríamos disponer de  los recursos necesarios, que hubiera una forma clara de intervenir en todas las áreas implicadas. A veces, nos gustaría, sencillamente, poder construirles otro mundo.

Con esto no queremos decir que nuestro apoyo psicológico no tenga valor. Muy al contrario. Incluso el simple reconocimiento de la dificultad, el no minimizarla, el sostenerla desde la empatía sincera, ya es un primer alivio. Aquí no juzgamos, ni ofrecemos soluciones fáciles para sentirse mejor. A veces, reconocer  que ¡claro que te sientes mal, cómo no sentirse así dadas las circunstancias!, son nuestros primeros auxilios, porque en ocasiones las personas se avergüenzan de su situación, se culpan por ella y por los sentimientos que les producen…¡como si fuera fácil!. 

Por supuesto que ayudamos a modular la respuesta, pero nuestra intención nunca es apagarla —si es que eso se pudiera hacer— porque esa respuesta forma parte de lo humano.Apagarla sería como apagar necesidades básicas: la pertenencia, la protección, el deseo de decidir por uno mismo, de realizarse, de amar y ,con ello,  el impulso de cambiar, que es precisamente lo que su malestar les está pidiendo que hagan; ¡sácame de aquí!. 
Así que a veces acompañamos a la persona por el camino que le ha tocado vivir, ofreciéndole las mejores herramientas que tenemos. En otras ocasiones buscamos soluciones prácticas, localizamos recursos, y sí, a veces también hacemos un poquito de trabajadores sociales. Siempre hay aprendizajes posibles, formas de aliviar el malestar, de verlo desde otra perspectiva o de encontrar otras opciones. Podemos ayudarles a relacionarse de manera más eficaz con sus pensamientos, a detectar una rumiación excesiva, a encontrar nuevas formas de pasar a la acción. El psicólogo siempre puede ser útil, y la experiencia terapéutica puede enriquecer profundamente.

Lo dicho; a veces, la realidad no colabora, pero sin necesidad de volvernos alguien que simplemente “llora con ellos”, ni en figuras paternalistas, tratamos de implicarnos, de estar, de acompañar y de aportar todo aquello que pueda aliviar o reducir el problema.

 

Porque no todo es psicológico y no es verdad eso de que en todo momento “querer es poder”. Aunque… querer entender, sí puede ayudar.

 

P.D.
Si alguna vez has sido paciente y te estás preguntando si en esas sesiones clínicas podríamos estar hablando de ti, recuerda que es un espacio profesional, los nombres no se comparten. Igual que los médicos comentan síntomas o enfermedades para mejorar su trabajo, nosotros compartimos en equipo lo necesario para ser más eficaces. Siempre desde la confidencialidad, pero sobre todo desde el respeto y el cariño hacia las personas a las que acompañamos.

 

Gracias por confiar, por estar, y por formar parte de este camino.

Un abrazo,  
Equipo Actúa

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