Aprender lleva tiempo

Newsletter #7

“Te estás tratando como a alguien que ya debería saber todo lo que aún tiene que aprender”.

Esta frase, dicha así o de otro modo, aparece con frecuencia en la consulta.

Qué manía esta de los seres humanos de querer dominar las cosas antes siquiera de haber empezado a caminar en ellas. Eso que nos decían de .

Quizá se deba a que tenemos una potente capacidad para imaginar aquello que deseamos, y lo vivimos en nuestra mente con tanto detalle que, de alguna manera, sentimos que “ya estamos allí”. Que ya lo hemos conseguido. Y, cuando volvemos a la realidad, se nos hace difícil tener que seguir caminando para alcanzar ese sitio en el que ya nos habíamos visto tan bien asentados.

Quizá minusvaloramos la dificultad de cada paso. Quizá creemos que caminaremos más rápido de lo que dan nuestros pies. Que el camino será completamente liso, sin obstáculos. O quizá, simplemente, al no haber estado nunca allí, no sabemos lo lejos que está. Solo quien ha recorrido ese camino sabe lo que supuso.

El caso es que nos frustramos. Y sufrimos. Hemos hecho un mal cálculo… pero ni siquiera lo sabemos. Estamos asustados, dolidos y bloqueados. Sí: frustrados.

Y cuando nos frustramos, buscamos la piedra con la que tropezamos para cargarle la culpa. La repartimos entre tres sospechosos

Los demás, que no me allanan el camino.
La vida, que se empeñó en ponerme obstáculos.
Y, la más implacable: «yo mismo».
Ese “yo” que se Ya debería saber esto desde hace tiempo. Pero como soy inútil, incapaz… jamás lo conseguiré. Porque no soy suficiente y nunca lo seré. Los demás sí pueden —lo veo, lo hacen bien— y yo no. Porque soy más torpe. No aprendo. Soy idiota. No valgo. No sirvo. Mejor lo dejo. Porque esto no es lo mío… no sé si habrá algo que *sea* lo mío…”

Y esto te lo dice, por ejemplo, una persona joven en su primer trabajo, o que está estudiando, o aprendiendo un deporte. O alguien no tan joven que está emprendiendo algo nuevo.

Cuando todo el análisis del supuesto fracaso cae sobre ti mismo, la cuesta se vuelve más empinada aún. Si no ajustas bien tus expectativas, si no comprendes que el proceso de aprendizaje tiene idas y venidas, si crees que todo recae en tu capacidad innata y no ves el valor de la práctica repetida… si no consideras también lo externo, los ritmos, las circunstancias, y **si te tratas como a alguien que ya debería saber todo lo que aún está aprendiendo**, entonces no solo sufrirás: puede que abandones sin haberlo intentado de verdad.

Una mirada menos exigente —incluso menos pretenciosa— sobre uno mismo, y un plan más razonable, más amable y amistoso… te llevarán más lejos. Y durante mucho más tiempo.

Y si sientes que no sabes por dónde empezar, que te bloqueas o que siempre acabas en el mismo punto…  

«no te des contra el muro una vez más. Da unos pasos atrás, míralo con calma, contempla el conjunto… y, si aún nos necesitas, aquí nos tienes.»

 
Gracias por confiar, por estar, y por formar parte de este camino.

Un abrazo,  
Equipo Actúa

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