El mapa confuso de empezar terapia

Newsletter #12

Empezar una terapia no siempre se parece a sentirse mejor. A veces, se parece más a perder las coordenadas que guiaban tu vida.

Personas que han aprendido a funcionar durante años con creencias, interpretaciones y hábitos emocionales muy arraigados, de pronto se encuentran dudando de cosas que antes eran “verdades absolutas”. Y eso, por más que apunte a un cambio saludable, puede vivirse como una especie de vacío.

Desaprender es desorientador

Cuando un paciente empieza a tomar conciencia de que sentir algo con intensidad no significa necesariamente que sea verdad, se descoloca. Igual que cuando descubre que sus pensamientos, por bien construidos que parezcan, pueden ser profundamente sesgados, o que su manera de interpretar ciertas situaciones no era tan realista como creía.

Esos momentos suelen vivirse con confusión y hasta con una cierta tristeza: como si se tambalearan pilares internos que daban seguridad, aunque fueran ineficaces o fuente de sufrimiento.

Y efectivamente, eso es lo que está ocurriendo: se están desmontando esquemas antiguos para dar paso a otros más flexibles, más útiles, más amables. Pero ese tránsito no es automático. Ni limpio. Ni siempre tranquilizador.

Entre el mapa viejo y el nuevo

Durante un tiempo, uno queda suspendido entre dos formas de estar en el mundo. Lo viejo ya no sirve, lo nuevo aún no está claro. Y en ese limbo, muchos pacientes se preguntan: ¿Estoy haciendo algo mal? ¿Esto es avanzar o estoy perdiéndome? La respuesta es: estás cambiando de mapa.

No es que no sepas quién eres. Es que estás dejando de ser quien te enseñaron que debías ser.

Y mientras aprendes nuevas formas de interpretar, reaccionar, cuidarte y vincularte, es normal que te sientas como si fueras por una carretera sin señales.

El terapeuta no impone una nueva visión

Este proceso no consiste en que el terapeuta dé la vuelta a tu mundo como un calcetín. Nadie te impone cómo tienes que ver la vida, ni te arranca tu identidad para darte otra.

El trabajo terapéutico busca algo más profundo y más respetuoso: ayudarte a explorar si lo que piensas, sientes y haces te sirve, te calma, te conecta… o te limita, te castiga, te aísla. Y desde ahí, si quieres, ir construyendo nuevas formas de transitar por tu propio mapa vital. No otro mapa, sino el tuyo, más adaptado a quien eres hoy y a cómo quieres vivir.

Sostener la incomodidad para que aparezca lo nuevo

Esta etapa confusa no es un error del proceso. Es parte del proceso. El cerebro necesita tiempo para integrar los nuevos aprendizajes, para que lo que se entiende con la razón se vuelva también experiencia, gesto automático, reflejo emocional. Y eso lleva tiempo.

Por eso en terapia hablamos mucho de sostener la incomodidad. No precipitarse por volver a lo conocido, pero tampoco forzarse a “entenderlo todo ya”.

Hay un momento en el proceso terapéutico en que todo parece revuelto. Pero más tarde, sin hacer mucho ruido, algo empieza a recolocarse. Y un día, sin darte cuenta, reaccionas de otra manera. O interpretas algo con más amabilidad. O te detienes a elegir una respuesta nueva, más tuya.

Ahí empieza a aparecer el nuevo mapa. Uno que no niega lo que fuiste, pero que te permite moverte con más libertad por quien vas siendo.

 Gracias por confiar, por estar, y por formar parte de este camino.

Un abrazo,  
Equipo Actúa

Contáctanos por teléfono o whatsapp