Nadar a contra corriente

Newsletter #14

Todos los años, en la temporada de verano, expertos en salvamento en playas nos ayudan a entender cómo debemos comportarnos si nos arrastra la corriente. Siempre insisten en que no tiene sentido pelear contra la fuerza del mar: si el mar te arrastra hacia dentro y tú luchas por volver a la orilla con todas tus fuerzas, lo único que lograrás será agotarte, desgastarte y, probablemente, terminar vencido por la desesperación y el cansancio.

Nos recuerdan que lo que hay que hacer es dejarse llevar, colocar el cuerpo en una posición de no lucha, porque el mar, por sí mismo, te conducirá hacia las zonas donde la corriente pierde fuerza. Lo que toca en ese proceso es respirar lo más tranquilamente posible, lo más profundamente que puedas, y permitir que la corriente te arrastre hasta una posición mucho más ventajosa y menos dura de afrontar.

En esos espacios, donde la corriente es más débil, encontrarás un lugar desde el que hallar tu salida.

Cuando la gente llega a la consulta, muchas veces nos encontramos con personas exhaustas: agotadas de luchar contra la corriente, desesperanzadas, a punto de rendirse. Han estado dando brazadas desesperadas contra la fuerza de los acontecimientos, de los sucesos de la vida —que a veces tienen una virulencia y un impacto muy determinantes y no están bajo el control de nuestras torpes brazadas—; otras veces han luchado contra sus propias emociones, intentando dominarlas, someterlas, reducirlas con todas las fuerzas de que disponían; y otras, han peleado contra sus propios pensamientos, tratando de volverlos aceptables, manejables, “normales” o, simplemente, de impedir que aparezcan o que resulten tan amenazadores.

Nosotros hacemos como los socorristas de las playas de verano: lo primero que, a veces, les pedimos es que dejen de dar brazadas desesperadas. También les pedimos que respiren, que suelten el aire lento y largo, que se dejen llevar, que dejen de luchar. Solo así podrán encontrar, después, una posición nueva, que ya no tiene que ver con el esfuerzo y el control, sino con la aceptación y la posibilidad de identificar una salida mejor. 

 Gracias por confiar, por estar, y por formar parte de este camino.

Un abrazo,  
Equipo Actúa

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