¿Qué pasa si vivimos en un mundo silencioso?

Newsletter #13

¿Qué pasa si vivimos en un mundo silencioso?

Este Newsletter es especial.


No solemos hablar de este tema, pero hoy queremos abrir un espacio poco conocido y necesario: la experiencia de la Comunidad Sorda.

En nuestro centro contamos con una psicóloga sorda, usuaria de lengua de signos española (sí, es lengua – no lenguaje -, porque es reconocida oficialmente como tal por el Gobierno aquí).

Ella atiende a personas sordas y sordociegas, y nos recuerda cada día que hay muchas ideas equivocadas sobre cómo se vive el silencio.

Quizá pienses: “Si no escuchan, no pueden hablar, ¿verdad?”. Pero no es así. Las personas sordas sí pueden hablar. Otra cosa es elegir hacerlo o no.
En España aproximadamente hay 1.230.000 personas sordas, y muchas de ellas pasan años aprendiendo a hablar en lengua oral. Pero, igual que no todos los futbolistas llegan a un club prestigioso aunque sepan jugar, no todas las personas sordas hablan de la misma manera. Y está bien.

Porque lo esencial no es “hablar” como las personas oyentes esperan, sino comunicarse.

Y comunicarse puede tomar muchas formas: hablar despacio y de frente a la persona sorda, escribir lo que quieres compartir en un papel o en el móvil, o incluso aprender un poco de lengua de signos.

Y lo hacen en lengua de signos: una lengua visual, con su propia gramática y estructura, en silencio. Viven silenciados del ruido exterior. Tal vez pienses: “qué difícil es vivir sin sonidos”. Curiosamente, si no lo habías pensado, tienen una varita mágica invisible: apagar los ruidos. Basta con desconectar los audífonos o implantes cocleares. Y ese “clic” es, muchas veces, un alivio. Porque en el mundo exterior, las personas sordas cargan con prejuicios, comentarios hirientes y exigencias injustas para “encajar”.

El poder de no poder escuchar tal vez sea nuestra herramienta para protegernos

No escuchar lo que dicen a nuestras espaldas ayuda. Y no es por elección, sino por condición. A veces, duele menos no oír ciertas palabras que escucharlas. Por eso, cuando escuches un comentario ignorante, corrige con cariño. No desde el reproche, sino desde el cuidado. Porque enseñar también es una forma de proteger la salud mental de quienes vendrán después.

Si imaginamos un mundo silencioso, quizá para ti sea abrumador. Pero recuerda: el silencio amplifica otro sentido: la vista. Y a través de ella, también podemos comunicarnos.

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Es difícil al principio, pero con práctica, se consigue.

Una paciente oyente le dijo una vez a nuestra psicóloga cuando estaba realizando sus prácticas universitarias: “En las sesiones contigo puedo escuchar la música en silencio. Como si estuviera en el mar viendo a los peces moverse. Visualmente me sentí abrazada y escuchada.”

El silencio, a veces, nos invita a parar. A abrir otros sentidos. A descubrir que no solo el oído tiene poder.

Gracias por leernos hoy, en silencio.

Gracias por confiar, por estar, y por formar parte de este camino.

Un abrazo,  
Equipo Actúa

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